martes, 31 de mayo de 2016

Derechos de la mujer


27 de abril de 1833 


Querido Diario:

           Estamos ante las elecciones de abril donde se decidirá el futuro de la federación y es inaceptable, que en este suceso tan importante para la patria toda, no se halle a la mujer interviniendo en el hecho. No es nueva la falta de derechos con la que convivimos tantos años y a la cual, estas generaciones comienzan a reclamarle su inmediato cese. Me sorprende también que hay mujeres a las que no les importa la falta de derechos, sostengo que hasta no tener los mismos que tienen los hombres, no voy a detenerme. Algunos están en total desacuerdo con respecto a mi creencia y mi forma de ver a la sociedad.
            
          Tengo la esperanza que algún día, no importa cuando, ya sea en meses, años o décadas, exista la oportunidad de que las mujeres podamos decidir por nuestro país y por quien queremos que lo gobierne.
        
          En el día de hoy, con las compañeras en la lucha de la causa federal, ante tal desigualdad y teniendo como objetivo siempre, el bien de la patria, elaboramos un documento en el cual proponemos una lista de candidatos a representar a la provincia de Buenos Aires. Acompañando tal lista, siguió una reflexión acerca de nuestros derechos y sobre nuestros sueños de ser tenidas en cuenta en la política. No solo queremos ser quienes acompañan a los hombres, no, no solo eso, sino que nuestro más grande anhelo es llegar a ver la mitad de los asientos de la sala de representantes de la provincia ocupadas por mujeres, firmes, coherentes y con enorme amor por la federación, levantando el país codo a codo con los hombres.

            Tal vez simplemente no lo veamos nosotras, no tengo duda, la sociedad rioplatense necesita un progreso bastante grande para consagrar nuestros derechos, más estoy convencida, que las futuras generaciones de luchadoras como nosotras, herederas de nuestra causa, lograran aquel cometido de las mujeres del Siglo XIX. 






Citas bibliográficas: 
Pignia, Felipe: "Mujeres tenian que ser", Buenos Aires, Sudamérica, 2011





domingo, 29 de mayo de 2016

La primer muestra de coraje: El embarazo falso de encarnación


21 de Febrero de 1813


Querido diario:


             Hoy por la mañana le he escrito a Juan Manuel, la carta expresa que estoy embarazada de él y la dejará a la vista, así sus padres la leerán y nos casaran, todo siendo parte del ingenioso plan que se nos ocurrió para unirnos en sagrado matrimonio. No me importa nada, ni el pensamiento de los unitarios y federales y ni el pensamiento de nuestra familia, que ni con el apoyo de mi hermana he contado para unirme con Juan Manuel. ¿Pero quién se creen que son para interferir en mi vida? Mi amor por el no será separado, ni aunque me tenga que enfrentar a todo el mundo. Me casaré con Juan Manuel. Punto. 
       
             Ya es suficiente con todos los encuentros a escondidas que tenemos. Yo sé que lo amo y el me ama. Mientras tanto tengo que lidiar con la Madre de Juan, doña Agustina, que siempre se opone y cada vez que nos vemos me mira con actitud fría y cortante. Pero con este plan no va a haber fallas. Seguro vendrá corriendo a contarle a mi madre y así nos casaran lo más rápido posible, ya quiero ver su expresión cuando lea esa carta que le he escrito a Juan Manuel pensando en todo. En cada detalle calculado para que todo salga como queremos. Ya nos imagino teniendo un hijo, viviendo juntos y participando en encuentros de federales. A pesar de ser primos segundos yo creo que vamos a poder casarnos. Este plan no puede tener fallas. Y detesto específicamente que no nos permitan casar por nuestra temprana edad… ¡Con tan sólo 17 años, casi dieciocho! Y Juan con diecinueve. 

           Pienso que otro motivo por el que no nos casaron debe ser, que en mi familia podría haber dos hijos naturales en la familia el mismo año, uno de mi hermana Josefa *Pepa* con Don Manuel Belgrano y el otro sería el supuesto mío con Juan Manuel. Hay que admitir que siempre fuimos una familia de mujeres de carácter, valientes, que luchamos por nuestra libertad y no es motivo de vergüenza. No soy una débil señorita a las órdenes de sus padres, algo muy común de hoy en día en las mujeres de la sociedad. Y es más, que no se vaya a descuidar conmigo Juan Manuel, porque yo misma le haré una revolución si es necesario. A él y a mis padres si es necesario. 

     Para concluir esta pequeña bitácora de los sucesos recientemente ocurridos y para quedar registrado como logré casarme con Juan Manuel de Rosas, quiero que quede claro, que cuando tengo un objetivo, no paro hasta conseguirlo, sin importar las consecuencias. Adiós querido diario.



















Citas bibliográficas: 
 https://es.wikipedia.org/wiki/Encarnaci%C3%B3n_Ezcurra
http://www.revisionistas.com.ar/?p=8857
Pignia, Felipe 





Campaña Del Desierto


26 de diciembre de 1830   


Querido diario:

                   Mientras mi Juan Manuel  está luchando contra los indios salvajes, para extender el progreso en aquellos pagos, yo estaré custodiando su respeto y persona como su fiel compañera.  Mientras en su primer periodo no estuve a su lado en lo social, ahora que sé que me necesitan él y la Federación, es tiempo de actuar para mí. Estando Juan Manuel tan lejos, sus partidarios ya comienzan a inquietarse, no ven la hora de ver caer este gobierno nefasto. Ellos constantemente me preguntan sobre su líder y yo con carácter les respondo, que en cuanto sepa alguna novedad les avisare, pero que mientras tanto siga con su posición de defensor de la Federación. Él siempre me dice que mantenga la amistad de los pobres y se las razones por las cuales lo dice, la primera porque verdaderamente le importan y la segunda, para captar sus voluntades y tenerlos  para la defensa de sus intereses. Yo conozco a Juan Manuel muy bien, arriesgue mucho e hice sacrificios para que nuestra resistida relación tenga un final feliz. Y no voy a dejar que unos asquerosos unitarios lo destruyan y por consiguiente, destruyan todo por lo que eh luchado.
         

             Yo me sentía preparada y en condiciones para poder tomar decisiones y actuar por cuenta de Juan Manuel en su ausencia.
Me estoy sintiendo acorralada frente aquellos partidarios que me preguntan acerca de Juan Manuel, me preguntan si acaso se algo sobre su opinión política, pero no puedo decirles más que la verdad, la cual es que él hace tiempo no me escribe ni envía ninguna carta. Igual entiendo a los partidarios, ya que se encuentran con impotencia al ver perder el país, por lo cual quieren buscar alguna solución.

       
     Ya pasaron dos semanas de que se fue y la verdad, lo estoy empezando a extrañar, pero tengo las fuerzas necesarias para mantener la postura y tomar las respuestas correctas para el bien de este país.

      Te volveré a escribir cuando tenga más noticias sobre Juan Manuel, ojala se encuentre bien. 

                                                                   Citas bibliográficas:


Pignia, Felipe

Encarnación y La Revolución de Los Restauradores

27 de octubre de 1833


Querido Diario:

             El clima esta agitado, ya he reunido a los seguidores de Juan Manuel. Y gracias a esas reuniones yo y Juan Manuel, a quien siempre mantengo informado, nos hemos enterado quiénes son leales y quiénes no lo son a nuestra idea. De ellos y de nosotros depende el triunfo y la vuelta del Restaurador.

            En estos meses se estuvo librando una guerra mediática entre los mismos federales, en vez de pelear todos juntos a los asquerosos unitarios. Los periódicos cismáticos, a los cuales pertenecen los seguidores de Balcarce,  atacan a Juan Manuel, por consiguiente a mí y a todos sus aliados y seguidores. Ellos prefieren la tolerancia religiosa.

            Hoy se efectuó la revolución, hoy se manifestó el apoyo público a mi compañero. Todos lo que me conocen y estuvieron a mi lado en esta difícil tarea de organizar a siete mil hombres armados. Los compañeros Agustín de Pinedo y Ciriaco Cuitiño, fueron los que guiaron tal patriada en apoyo a mi marido.

            No pude quedarme en casa, esperando el buen destino de las acciones que yo misma produje, no podía huir a lo que considero mi destino, ayudar a mi Juan Manuel en la causa Rosista y federal. Estuve alentando a las tropas y haciendo todo a mi alcance para conducir la revuelta hacia la victoria, que es, si Dios quiere, la renuncia del desabrido y humillante gobernador Balcarce, quien con sus tendencias unitarias, amenaza a la federación en su conjunto.




           Otra vez mas, tuve que vencer los prejuicios hacia mi sexo y pude salir a luchar por mi compañero. Ya estoy próxima a acostarme, a sido un largo día, pero antes debo contarle mi versión a Juan Manuel de los hechos. Seguro que se enterara de todas formas, más siendo yo su fiel compañera política, sería una deshora no escribirle. hasta luego querido diario.


Citas bibliográficas: 
Pignia, Felipe